viernes, 30 de diciembre de 2011

Obama cumple su promesa casi 3 años después: EEUU se retira de Irak

La salida de las fuerzas de combate pone fin a uno de los capítulos más controversiales de la historia militar estadounidense

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[¿MISIÓN CUMPLIDA?]
El presidente Barack Obama cumplió tardíamente su principal promesa de campaña: poner fin a la presencia militar norteamericana en conflicto más impopular en el que se ha involucrado ese país desde la Guerra de Vietnam. Mientras tanto la incipiente democracia iraquí se ve amenazada por la insurgencia y la violencia étnica y religiosa. 

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El Presidente de EEUU, Barack Obama, cuando se dirigió a las tropas del Fuerte Bragg, en Carolina del Norte, anunciando el fin de las operaciones militares estadounidenses en Irak


El 20 de marzo de 2003 comenzó la operación militar “Libertad Duradera” encabezada por los EEUU y que junto a más de 40 países a los cuales el entonces Secretario de Defensa estadounidense, Donald Rumsfeld, llamó “la coalición de los dispuestos”, decidieron invadir Irak sin la autorización del Consejo de Seguridad de la ONU, con el propósito de encontrar y destruir armas de destrucción masiva que jamás aparecieron, y que terminaron provocando la caída del gobierno dictatorial de Saddam Hussein el 9 de abril del mismo año. El hecho de que la excusa usada para justificar la intervención militar fuera falsa, que el conflicto se hiciera cada vez más complicado y que exigiera mayores recursos militares, humanos y financieros, lo hizo profundamente impopular entre la opinión pública estadounidense e impulsó la elección de Barack Obama como presidente de los EEUU, cuya principal promesa de campaña era la retirada inmediata de las tropas norteamericanas de Irak. La presencia militar estadounidense en Irak, que duró casi 9 años, costó la vida de 4 mil quinientos estadounidenses y de decenas de miles de iraquíes y se calcula que Washington llegó a tener en suelo iraquí más de 170 mil soldados y 500 bases militares en el punto más álgido del conflicto.

Un final muy gris y tibio

La retirada total de las tropas estadounidenses había comenzado el primero de diciembre. Tras atravesar el desierto iraquí durante toda una noche, el domingo 18 de diciembre los últimos 100 tanques y 500 efectivos militares abandonaron Irak rumbo a Kuwait, honrado así el acuerdo suscrito entre los gobiernos de EEUU e Irak que establecía la salida de todos los efectivos antes del 31 de diciembre de este año. Sin embargo, tras el final de este capítulo de la historia militar de EEUU, sólo se siente un profundo vacío y un gran sentimiento de culpa ante lo que muchos estadounidenses consideran como una guerra larga, costosa e injusta. Este final no se acercó a los finales vistos tras terminar la Segunda Guerra Mundial o la más reciente Guerra del Golfo, en las cuales los soldados al regresar a casa eran recibidos con júbilo y alegría por la gente que desbordaba las calles, orgullosa de sus héroes. Por el contrario, entre los ciudadanos norteamericanos, y hasta en ciertos sectores de la opinión pública, lo que predomina es la indiferencia a la hora de hablar de los resultados obtenidos con la intervención militar en Irak.

Decisión precipitada

Muchos analistas, además de la oposición agrupada en el Partido Republicano, han calificado de precipitada la decisión de Barack Obama de retirar las tropas estadounidenses de Irak, y que ésta decisión obedeció a cálculos político-electorales con miras a su campaña a la reelección 2012, para lo cual necesitaba cumplir, así fuera con 3 años de retraso, su promesa de retirar las tropas de Irak, y así aumentar su hoy menguada popularidad. El traer a casa a un grupo de soldados que luchaban en un conflicto heredado de su predecesor, que es el conflicto armado más impopular en el que se ha involucrado EEUU desde la Guerra de Vietnam, y que ha afectado el prestigio de Washington, no sólo a nivel internacional, sino también en la percepción de sus propios ciudadanos, le permitirá a Obama presentar algo de “misión cumplida” frente al fracaso de lograr la reforma del sistema tributario, indispensable para financiar su reforma al sistema de salud, y con el escenario de una crisis económica y financiera que data desde 2007, la cual no termina de ser resuelta, para así afrontar mejor la campaña electoral, ya que corre el riesgo de ingresar en el selecto club compuesto por los pocos presidentes de EEUU que no lograron la reelección.

Iraquíes no están preparados

Varios de los asesores en materia de seguridad y defensa del gobierno norteamericano sostienen que los iraquíes aún no están preparados para asumir por completo la soberanía total de su nación, por lo que se debió planificar un período de transición mucho más prolongada y con un retiro más pausado y progresivo de los contingentes militares hasta asegurar la completa estabilidad y seguridad del nuevo régimen iraquí. De hecho, el Alto Mando Militar de los EEUU presionó para dejar por lo menos un pequeño grupo de soldados en Irak para entrenar y apoyar a las fuerzas policiales y militares de Irak, pero el Primer Ministro de ese país, Nuri Al Malaki, chiíta que vivió varios años exiliado en Irán, rechazó de manera tajante una extensión del tutelaje militar estadounidense y exigió el cumplimiento del acuerdo de retiro de tropas firmado por ambos gobiernos.



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“Como Comandante en Jefe y en nombre de una nación agradecida, estoy orgulloso de decir finalmente estas palabras: bienvenidos a casa. Nuestros esfuerzos en Irak han tomado muchos giros. Han sido una fuente de controversia aquí, pero ha habido una constante: su patriotismo y compromiso para completar la misión”. 
Barack Obama, Presidente de EEUU

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“Después de mucha sangre derramada por iraquíes y estadounidenses, la misión de lograr un Irak que pueda gobernarse y asegurarse a sí mismo se ha vuelto real”. 
Leon Panetta, Secretario de Defensa de EEUU

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Una sencilla ceremonia efectuada en Bagdad marcó oficialmente el final de 
la misión militar estadounidense en Irak




Tras el retiro de tropas aumentó la violencia y el sectarismo en Irak

Irak es un frágil democracia que aún lucha contra la insurgencia, afronta graves tensiones sectarias basadas en diferencias étnicas y religiosas, y que tiene por delante el reto de definir el papel que va a jugar en el Medio Oriente, dentro de un contexto muy convulsionado a causa de las revueltas populares que tienen lugar en esa región. El gobierno iraquí, encabezado por el Primer Ministro, el chiíta Nuri Al Maliki, se mantiene en pie gracias a un frágil acuerdo para compartir el poder entre los partidos que representan a las tres principales minorías del país, kurdos, sunitas y chiítas, el cual corre el riesgo de romperse por el boicot parlamentario del principal partido político sunita Iraqiya contra el gobierno el mismo día de la retirada de las tropas norteamericanas y la emisión de una orden de captura contra el vicepresidente sunita Tariq Al Hashimi, acusado de terrorista, un día después, dejando además al país muy vulnerable frente a la influencia de la principal nación chiíta, Irán. La insurgencia islamista sunita y las milicias chiítas rivales representan un verdadero peligro para la estabilidad del gobierno, debido a la violencia y los ataques terroristas que ejercen contra objetivos del gobierno y de las fuerzas de seguridad casi a diario. El gobierno iraquí insiste en que sus fuerzas de seguridad pueden hacer frente  a la violencia, pero lo cierto es que tienen poca experiencia y capacidad en labores tan estratégicas como la defensa aérea o recopilación de información de inteligencia. Por otra parte, en el país que posee la cuarta reserva de petróleo más grande del mundo, persiste la falta de empleo, la precariedad del día a día y la ausencia de servicios públicos, se suman a la desconfianza que sientes los iraquíes comunes frente a su gobierno, el cual fue catalogado en el último informe de la ONG Transparencia Internacional como uno de los más corruptos del mundo, siendo este el caldo de cultivo perfecto para la inestabilidad se convierta en algo mucho peor y difícil de imaginar.




Publicado en el Semanario 6to Poder / Año 2 Número 65 / 29 de diciembre de 2011


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