domingo, 6 de enero de 2013

Sólo sabemos que nada sabemos sobre el estado de salud del Presidente Chávez


Genera expectativa a nivel mundial lo que pueda ocurrir en Venezuela el próximo 10 de enero, fecha prevista en la Constitución para la toma de posesión

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[INCERTIDUMBRE]
Sin duda alguna Venezuela será el centro de atención mundial esta semana que comienza. Pero más allá del interés noticioso que esto pueda representar, quien esto escribe asume como responsabilidad reflexionar junto a quien lee sobre el momento tan complejo que en estos momentos vive la República.

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El despliegue de solidaridad de las bases chavismo con un convaleciente Chávez, el cual es promovido desde el alto gobierno, es el mejor indicio de que se quiere aprovechar la situación para que la revolución sea capaz de sobrevivir sin la presencia física de su comandante. Se quiere crear el chavismo sin Chávez.




Desde hace más de 20 días, precisamente desde el 11 de diciembre, fecha en la que Hugo Chávez fue operado por cuarta vez en Cuba de un cáncer que padece desde junio de 2011, reina la incertidumbre en nuestro país. El clima político-institucional se ha enrarecido al máximo, mientras la sociedad venezolana no dispone de información veraz y oportuna del verdadero estado de salud de su Presidente, lo que genera inseguridad acerca de lo que pudiera ocurrir en nuestro país en el futuro inmediato.

La falta de transparencia en la información alimenta los rumores

En cualquier país del mundo que se haga llamar democrático, cuando el responsable del Poder Ejecutivo Nacional se enferma de gravedad, todos los detalles de relevancia acerca de su salud son revelados mediante un informe médico público, con el fin de tranquilizar a la ciudadanía y tomar las previsiones políticas correspondientes, como separarse temporalmente de su cargo  y nombrar a un encargado del gobierno en caso de ser necesario. 

El ejemplo más reciente lo vimos en nuestra vecina Colombia, cuando el Presidente Juan Manuel Santos tuvo que operarse de cáncer de próstata. Por desgracia, los venezolanos no hemos tenido la misma suerte. Sólo sabemos, gracias a escuetos comunicados del gobierno que no informan nada, que el Presidente Chávez tiene cáncer y que fue operado. La ausencia de detalles ofrecidos por especialistas médicos alimentan los más descabellados rumores, los cuales sólo contribuyen a enrarecer aún más el ya tenso clima político venezolano.

No hay circunstancia sobrevenida

El artículo 231 de la Constitución Nacional establece que el día 10 de enero de su primer año de gobierno, el Presidente se juramente ante la Asamblea Nacional (AN) y tome posesión de su cargo. Sin embargo el oficialismo insiste con vehemencia que esa fecha no es obligatoria, aduciendo que el mismo artículo le permite al Presidente juramentarse ante el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) en caso de presentarse una “circunstancia sobrevenida” que le impida hacerlo ese día ante la AN. 

Según el Diccionario de la Lengua de la Real Academia Española, el verbo “sobrevenir” significa “suceder de manera imprevista”. En lo que a este servidor respecta, la enfermedad del Presidente no es algo que sucedió de manera imprevista, como lo puede ser un accidente de transito que pudiera haber ocurrido uno o dos días antes del 10 de enero. Se tiene conocimiento de su padecimiento desde junio de 2011, por lo que si el Presidente Chávez no se presenta a juramentarse y a tomar posesión de su cargo ese día, tiene que activarse el mecanismo para cubrir su falta temporal previsto en el artículo 234, mientras que la AN y el TSJ estarían en la obligación de designar una junta médica que certifique si está o no en la capacidad física de asumir su cargo. Y en caso de que la respuesta sea negativa, la AN deberá decretar su falta absoluta y convocar a unas nuevas elecciones en 30 días.

La designación de Maduro como sucesor y la construcción del chavismo sin Chávez

El 9 de diciembre Hugo Chávez designó públicamente a Nicolás Maduro como su sucesor. Previamente lo había nombrado como Vicepresidente sin que abandonara el cargo de Canciller. Esto tuvo como propósito darle a Maduro tanto la legitimidad suficiente dentro del chavismo para ser candidato presidencial e impedir una posible división, así como dotarle de legitimidad política para encabezar actos de gobierno dentro y fuera del país mientras Chávez se encuentra ausente y no se produce su falta absoluta del cargo. 

Chávez designa a Maduro como sucesor ya que es su hombre más comprometido y que cumple sus órdenes sin vacilar; representa una tendencia intermedia entre las corrientes de la derecha endógena encabezada por Diosdado Cabello y la izquierda exógena de Jorge Rodríguez y Elías Jaua. Asimismo, Maduro es el preferido, de los países que tienen negocios con Venezuela, especialmente de Cuba y los Castro, quienes ejercen una influencia política e intelectual sobre Chávez y el país que raya en el colonialismo. 

Aunque se habla de la posibilidad de que se produzca la falta absoluta, como el chavismo controla los poderes públicos, esta ocurrirá cuando ellos decidan, por lo que la estrategia oficialista parece ser la de un traspaso del poder ordenado que buscaría evitar posibles fracturas dentro del oficialismo, postergando la elección presidencial hasta después de los comicios municipales, en los que prevén lograr un resultado similar al de las regionales del pasado 16 de diciembre, lo cual desmoralizaría a la oposición y facilitaría la campaña electoral.

Cinco sugerencias para la Mesa de la Unidad Democrática

Si no existiera la Mesa de la Unidad Democrática habría que inventarla. Sin embargo, después de las elecciones presidenciales y las elecciones regionales, así como ante los hechos que se avecinan sobre la nación, es preciso implementar una serie de cambios dentro de la MUD a fin de que esta pueda luchar de manera más efectiva contra el régimen de Hugo Chávez. 

En primer lugar es imprescindible mantener la unidad de las fuerzas opositoras a toda costa, una oposición unida es más efectiva luchando contra un régimen autoritario que una fragmentada. 

En segundo lugar hay que entender la verdadera naturaleza del régimen: este no es una dictadura clásica ni un gobierno malo más; el chavismo tiene claras pretensiones hegemónicas y se vale de los mecanismos institucionales de la democracia para consolidar sus propósitos e imponer el socialismo, cuestión en la que jamás cederán. 

En tercer lugar, la unidad tiene que ir más allá de los partidos políticos; no existe democracia sin partidos políticos, pero una porción muy importante de la población ni milita ni se identifica con ellos; urge incorporar a personalidades independientes, ONG y factores sociales para que la MUD incremente su representatividad. 

En cuarto lugar, la estrategia de la MUD tiene que ir más allá de lo electoral; el gobierno se verá obligado tarde o temprano a aplicar medidas económicas muy impopulares, hay una enorme conflictividad social que se refleja en el número de protestas diarias, por lo que las fuerzas agrupadas en torno de la MUD tienen que capitalizar todo ese descontento en su favor para forzar la división en las filas del chavismo y acelerar la caída del régimen. 

Y en quinto lugar, pero no menos importante, la MUD tiene que ser más abierta a la crítica y no actuar tan a la defensiva, asumiendo con la misma propiedad con que asume sus aciertos (que han sido muchos), la responsabilidades de los errores cometidos hasta ahora. 


Publicado en el Semanario 6to Poder / Año 3 Número 118 / 6 de enero de 2013