La salida de las fuerzas de combate pone fin a uno de
los capítulos más controversiales de la historia militar estadounidense
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[¿MISIÓN
CUMPLIDA?]
El presidente Barack Obama
cumplió tardíamente su principal promesa de campaña: poner fin a la presencia
militar norteamericana en conflicto más impopular en el que se ha involucrado
ese país desde la Guerra de Vietnam. Mientras tanto la incipiente democracia
iraquí se ve amenazada por la insurgencia y la violencia étnica y
religiosa.
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El Presidente de EEUU,
Barack Obama, cuando se dirigió a las tropas del Fuerte Bragg, en Carolina del
Norte, anunciando el fin de las operaciones militares estadounidenses en Irak
El 20 de marzo de 2003
comenzó la operación militar “Libertad Duradera” encabezada por los EEUU y que
junto a más de 40 países a los cuales el entonces Secretario de Defensa
estadounidense, Donald Rumsfeld, llamó “la coalición de los dispuestos”,
decidieron invadir Irak sin la autorización del Consejo de Seguridad de la ONU,
con el propósito de encontrar y destruir armas de destrucción masiva que jamás
aparecieron, y que terminaron provocando la caída del gobierno dictatorial de
Saddam Hussein el 9 de abril del mismo año. El hecho de que la excusa usada
para justificar la intervención militar fuera falsa, que el conflicto se
hiciera cada vez más complicado y que exigiera mayores recursos militares,
humanos y financieros, lo hizo profundamente impopular entre la opinión pública
estadounidense e impulsó la elección de Barack Obama como presidente de los
EEUU, cuya principal promesa de campaña era la retirada inmediata de las tropas
norteamericanas de Irak. La presencia militar estadounidense en Irak, que duró
casi 9 años, costó la vida de 4 mil quinientos estadounidenses y de decenas de
miles de iraquíes y se calcula que Washington llegó a tener en suelo iraquí más
de 170 mil soldados y 500 bases militares en el punto más álgido del conflicto.
Un
final muy gris y tibio
La retirada total de las
tropas estadounidenses había comenzado el primero de diciembre. Tras atravesar
el desierto iraquí durante toda una noche, el domingo 18 de diciembre los
últimos 100 tanques y 500 efectivos militares abandonaron Irak rumbo a Kuwait,
honrado así el acuerdo suscrito entre los gobiernos de EEUU e Irak que
establecía la salida de todos los efectivos antes del 31 de diciembre de este
año. Sin embargo, tras el final de este capítulo de la historia militar de
EEUU, sólo se siente un profundo vacío y un gran sentimiento de culpa ante lo
que muchos estadounidenses consideran como una guerra larga, costosa e injusta.
Este final no se acercó a los finales vistos tras terminar la Segunda Guerra
Mundial o la más reciente Guerra del Golfo, en las cuales los soldados al
regresar a casa eran recibidos con júbilo y alegría por la gente que desbordaba
las calles, orgullosa de sus héroes. Por el contrario, entre los ciudadanos
norteamericanos, y hasta en ciertos sectores de la opinión pública, lo que
predomina es la indiferencia a la hora de hablar de los resultados obtenidos
con la intervención militar en Irak.
Decisión
precipitada
Muchos analistas, además
de la oposición agrupada en el Partido Republicano, han calificado de
precipitada la decisión de Barack Obama de retirar las tropas estadounidenses
de Irak, y que ésta decisión obedeció a cálculos político-electorales con miras
a su campaña a la reelección 2012, para lo cual necesitaba cumplir, así fuera
con 3 años de retraso, su promesa de retirar las tropas de Irak, y así aumentar
su hoy menguada popularidad. El traer a casa a un grupo de soldados que
luchaban en un conflicto heredado de su predecesor, que es el conflicto armado
más impopular en el que se ha involucrado EEUU desde la Guerra de Vietnam, y
que ha afectado el prestigio de Washington, no sólo a nivel internacional, sino
también en la percepción de sus propios ciudadanos, le permitirá a Obama
presentar algo de “misión cumplida” frente al fracaso de lograr la reforma del
sistema tributario, indispensable para financiar su reforma al sistema de salud,
y con el escenario de una crisis económica y financiera que data desde 2007, la
cual no termina de ser resuelta, para así afrontar mejor la campaña electoral,
ya que corre el riesgo de ingresar en el selecto club compuesto por los pocos
presidentes de EEUU que no lograron la reelección.
Iraquíes
no están preparados
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“Como Comandante en Jefe y en nombre de una nación
agradecida, estoy orgulloso de decir finalmente estas palabras: bienvenidos a
casa. Nuestros esfuerzos en Irak han tomado muchos giros. Han sido una fuente
de controversia aquí, pero ha habido una constante: su patriotismo y compromiso
para completar la misión”.
Barack Obama, Presidente de EEUU
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“Después de mucha sangre
derramada por iraquíes y estadounidenses, la misión de lograr un Irak que pueda
gobernarse y asegurarse a sí mismo se ha vuelto real”.
Leon Panetta, Secretario
de Defensa de EEUU
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Una sencilla ceremonia efectuada en Bagdad marcó
oficialmente el final de
la misión militar estadounidense en Irak
Tras
el retiro de tropas aumentó la violencia y el sectarismo en Irak
Publicado en el Semanario 6to Poder / Año 2 Número 65 / 29 de diciembre de 2011