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[DIVISIÓN]
Luego de una negociación
larga, dura y hasta rencorosa dentro de la Cumbre de Bruselas, celebrada el
pasado fin de semana, la Unión Europea quedó paradójicamente dividida de una
manera importante, y Gran Bretaña decidió una vez más mantenerse al margen de la
profundización del proceso de integración europeo
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Los líderes europeos en la tradicional foto grupal al
final de la Cumbre de Bruselas, celebrada el 9 de diciembre
El Tratado de Maastricht
de 1992 es el hito más importante en el proceso de integración europeo, el cual
se inició en 1951 con la creación de la Comunidad Europea del Carbón y del
Acero. Este tratado, que significó la evolución de la antigua Comunidad Europea
en la hoy Unión Europea, le dotó de sus actuales componentes de integración
política, mediante la creación de instituciones comunes a las cuales sus
Estados miembros cedieron parte de sus competencias, y sentó las bases de la
unión económica y monetaria que daría nacimiento en 1999 al Euro, la moneda
única del bloque regional que comenzaría a circular a partir de 2002. Sin
embargo, al día de hoy, la Unión Europea y en especial la zona euro, enfrentan
su más grave amenaza en el marco de una profunda crisis económica que afecta a
varios de sus Estados miembros, la cual han decidido enfrentar profundizando
aún más su proceso de integración económica, avanzando hacia la unión fiscal,
pero con la reticencia del mismo país que se negó a la unión monetaria: Gran
Bretaña.
Alemania
y Francia, los arquitectos del ¿acuerdo?
En un esfuerzo por
recobrar la estabilidad económica que durante muchos años fue la característica
fundamental de la Unión Europea, la cual ha trastabillado con demasiada
frecuencia producto de la crisis económica global, 23 de los 27 países miembros
de la Unión, encabezados por Alemania y Francia – y sus líderes, la Canciller Ángela Merkel y el
Presidente Nicolás Sarkozy –, ventrículos y aurículas que conforman el corazón
económico del viejo continente, decidieron aprobar la elaboración de un nuevo
tratado que garantice un mayor control de la Unión sobre los presupuestos de
cada uno de los países miembros e imponer la disciplina fiscal que forma parte
de los objetivos económicos permanentes del bloque europeo, pero cuyo constante
incumplimiento, especialmente en lo que a los límites de déficit fiscal se
refiere ha sido una constante. Tras el desplome de varias economías europeas
con la crisis de la deuda, especialmente Grecia, Irlanda y Portugal, se reforzó
la supremacía económica alemana y el prestigio diplomático francés dentro de la
Unión, quienes de la mano de Merkel y Sarkozy, crearían una entente que les
permitiría tomar el timón y guiar el barco europeo hasta el puerto que más les
conviene durante esta tormenta. Desde ese momento impusieron la austeridad,
forzando a todos los socios que se encontraban – y se encuentran – en apuros,
sin importar los argumentos de estabilidad política interna, a recortar sus déficit
fiscales, ya que, según el ministro de finanzas fracés, François
Baroin, la estricta disciplina fiscal que impondrán los nuevos acuerdos de la
Unión Europea van a reducir el endeudamiento, por lo que esta reducción debe
verse como una manera de recuperar la soberanía. Asimismo el propósito de la
entente franco-alemana es convencer a los inversionistas de que el Euro jamás
colapsará, especialmente después de las amenazas de las calificadoras de
aumentar la prima de riesgo de los bonos de la deuda de todos los países de la
UE.
Gran
Bretaña, cada vez más sola
Mientras tanto, del otro
lado de la acera se ubica Gran Bretaña, que se negó a formar parte de los
nuevos tratados, con la compañía, por ahora, de Suecia, República Checa y
Hungría, 3 países que pidieron tiempo para realizar consultas ante sus
respectivos parlamentos y partidos políticos antes de decidir si forman parte
de ellos, por lo que los británicos corren el riesgo de quedarse completamente
solos en su postura. Ante la profunda crisis económica de carácter global, que
ha golpeado duramente a los países de la zona Euro, los países de la unión
monetaria tomaron la decisión de profundizar el proceso de integración
económica, con la inevitable consecuencia de la cesión de competencias soberanas
a los órganos centrales de la Unión Europea, mientras que Gran Bretaña, a pesar
de ser uno de los miembros fundadores del bloque regional en 1951, y siendo una
de sus economías más sólidas, así como decidió en 1999 no ingresar a la unión
monetaria, esta vez también decidió mantenerse al margen y no comprometerse a
ingresar a la unión fiscal, por lo que hoy la isla británica corre el riesgo de
caminar a espaldas del resto de sus pares europeos.
Bienvenida
Croacia
En la Cumbre de Bruselas también
se aprobó que, a partir del 1 de enero de 2013, Croacia se convierta en el
Estado miembro número 28 de la Unión Europea.
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“Hubiéramos preferido un tratado con los 27 países de
la Unión, pero esto no fue posible por culpa de nuestros amigos ingleses”.
Nicolás Sarkozy, Presidente de Francia
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“He tomado una decisión difícil, pero correcta, acorde
con los intereses británicos. Las condiciones del acuerdo son inaceptables y
estoy contento de no estar en el euro".
David Cameron, Primer Ministro de
Gran Bretaña
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“No estoy sorprendida por la decisión de Reino
Unido de quedarse fuera de las nuevas normas pactadas por la mayoría de
los países. Ellos han estado desde el
primer momento fuera del euro. Su ausencia y la de otros no impedirá que Europa
avance en otras materias importantes".
Ángela Merkel, Canciller de
Alemania
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Ángela Merkel, Canciller de Alemania (izquierda) y
Nicolás Sarkozy, Presidente de Francia (derecha), han constituido una alianza
que ha impuesto su liderazgo dentro de la Unión Europea en esta etapa de crisis
La
postura de David Cameron crea ruido en la coalición de gobierno en Gran Bretaña
La decisión tomada por David
Cameron, Primer Ministro de Gran Bretaña, en la última cumbre de la Unión
Europea, celebrada en Bruselas, de mantener a su país al margen de la nueva
fase del proceso de integración continental, le ha traído problemas con Nick
Clegg, Viceprimer Ministro británico y líder del Partido Liberal Demócrata, el
cual además de ser favorable a la integración europea en todos sus formas,
incluida la unión monetaria, también forma parte de la coalición que encabeza
el Partido Conservador y que le permitió a David Cameron llegar a la jefatura
del Gobierno británico en mayo de 2010. Clegg manifestó estar “amargamente
decepcionado” por el resultado de la última cumbre del ente regional y agregó
que la postura sostenida por su actual aliado Cameron era algo “malo para Gran
Bretaña”. Y aunque Clegg negó que la coalición de gobierno pudiera colapsar,
debido a que eso le traería graves problemas económicos y políticos al Reino
Unido, es obvio que las divisiones dentro de la coalición de gobierno son
bastante profundas, ya que el Partido Liberal Demócrata, de tendencia de centro
izquierda y pro europeo, resulta un aliado demasiado incómodo para el Partido
Conservador, de centro derecha y tradicionalmente euro escéptico.
Publicado en el Semanario 6to Poder / Año 2 número 63 / 18 de diciembre de 2011
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