[SEGURIDAD]
Desde agosto del año pasado el gobierno de los EEUU había estado recibiendo informaciones fiables de inteligencia (algunas de ellas obtenidas mediante tortura en la prisión de Guantánamo), sobre el paradero de Osama Bin Laden, el terrorista más buscado del mundo. La semana pasada, tras conocer su localización definitiva se transmitió la orden de organizar una operación tipo comando que se desarrolló el 2 de mayo en la que tras 40 minutos, el equipo táctico de los Navy Seals a bordo de 2 helicópteros dieron de baja al líder de la organización Al Qaeda, todo esto siendo observado en directo desde la Casa Blanca gracias a las cámaras que fueron instaladas en los cascos de los soldados.
Tanta seguridad lo delató
Las pistas seguidas por el equipo de inteligencia norteamericano los llevaron a la ciudad de Abottabad, a 80 km de Islamabad, la capital de Pakistán, una ciudad algo humilde donde residen muchos militares retirados y en la cual la casa donde residía Bin Laden llamaba poderosamente la atención. Era un lujoso complejo fortificado cuyo valor se estima en 1 millón de US$, rodeada por muros de 3 metros de alto, con alambres de púas, cámaras de seguridad por doquier, sin ventanas, ni conexión telefónica o internet; incluso si un niño llegaba a arrojar su pelota a esa casa, los vigilantes preferían darle dinero para evitar que pasara a buscarla.
La polémica del entierro
Luego de que el presidente de EEUU Barack Obama informara al mundo sobre el operativo en el que es dado de baja Bin Laden, estalló la polémica referida al entierro del cuerpo de Bin Laden. El ritual islámico establece que el cuerpo debe ser sepultado a 24 horas del fallecimiento, pero se decidió arrojarlo al mar, esto debido a que ningún país estuvo dispuesto a recibir sus restos por temor a que se produjera un funeral multitudinario y que su tumba se convirtiera en un lugar de peregrinación para los fundamentalistas islámicos del mundo.
El valor simbólico de la muerte de Bin Laden
Aún cuando la muerte de Bin Laden no implica el final de Al Qaeda como organización y mucho menos el fin del uso del terrorismo como método de combate utilizado por las organizaciones extremistas musulmanas, esta tiene un valor altamente simbólico tanto para los EEUU como para el radicalismo islámico. Para los primeros implica un aumento en la moral de las tropas desplegadas en Asia Central, especialmente Afganistán y un gran impulso a las aspiraciones de reelegirse como presidente de Barack Obama, quien por primera vez puede mostrar una victoria en la lucha contra el terrorismo ante quienes le reclamaban ser demasiado blandengue. Los segundos, pueden proclamarlo y entronizarlo en el altar de los mártires y convertirlo en una especie de Ché Guevara musulmán, que sería un ejemplo a seguir por las nuevas generaciones de fundamentalistas islámicos y la excusa perfecta para acelerar los planes de acciones terroristas diseñados en cada una de las células regionales de Al Qaeda diseminadas por el mundo en señal de venganza.
¿Después de la muerte de Bin Laden qué?
Muchas son las preguntas que vienen a la mente tras la muerte de Bin Laden, especialmente sobre el futuro de Al Qaeda, quién tomará el mando de la organización, su impacto en la lucha contra el terrorismo y su influencia en el resto del mundo musulmán. En primer lugar hay que resaltar que si bien Bin Laden se había convertido en el símbolo global de Al Qaeda, el mando operativo se encontraba delegado desde hacía algún tiempo en el egipcio Ayman Al Zawahiri, el número 2 dentro de la organización, quien terminará siendo su sucesor. También hay que resaltar que Al Qaeda ha desarrollado un formato de franquicias alrededor del mundo, entre las que resaltan la de la Península Arábiga con base en Yemen, la del Magreb Islámico que actúa a lo largo del sur del desierto del Sahara, en Irak localizada en las ciudades de Faluya y Mosul, Harakat al-Shabaab al-Mujahideen en Somalia, la Jihad Islámica egipcia, el grupo de combate islámico de Libia y el Movimiento Islámico del Turkestán Occidental en China, que harán muy difícil su combate, porque estas, si bien responden a directrices de su casa matriz, tienen independencia de actuación; sin embargo, hay que resaltar que en la residencia de Bin Laden fueron encontrados varios computadores y memorias portátiles las cuales podrían aportar información valiosísima que conduciría a un mejor combate y futuro desmantelamiento de varias de estas células regionales. En cuanto al mundo musulmán, si bien es cierto que la mayoría de sus habitantes no se identifican y rechazan la figura del Bin Laden, también es cierto que despertó simpatía entre los grupos más radicales del Medio Oriente, los cuales se han unificado en condenar su muerte y quizás sea un estímulo para que incrementen los lazos de cooperación entre ellos para trazar algún tipo de acción contra sus enemigos comunes: EEUU e Israel.
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