domingo, 9 de diciembre de 2012

Egipto: Una Constitución que divide al país y un Presidente que concentra más poder

El 15 de diciembre se celebrará un referendo sobre la nueva Carta Magna egipcia, aprobada a la carrera por la Asamblea Constituyente

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[FRÁGIL]
Los ánimos se encuentran caldeados en un país dividido, el cual de paso, comienza a construir una nueva institucionalidad. Unos protestan contra el Presidente Morsi porque sospechan que pretende coartar las libertades e imponer valores islámicos. Mientras que los simpatizantes de Morsi, le defienden vehementemente en su intento de acabar con todo aquello que huela al gobierno del derrocado Hosni Mubarak.

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Una multitud de egipcios gritan eslóganes durante la manifestación en contra del decreto del Presidente Mohamed Morsi, en la emblemática Plaza Tahrir de El Cairo




El pasado 21 de noviembre el Presidente de Egipto, Mohamed Morsi, emitió un decreto de emergencia en el que se concedió a sí mismo unos poderes tan amplios, que se colocó por encima de la Suprema Corte Constitucional de ese país, al impedirle derogar cualquier decisión presidencial hasta tanto se apruebe la nueva Constitución, nombrándose como el “guardián de la revolución”. Esto provocó que la Corte se declarara en huelga indefinida, al verse imposibilitada de emitir un fallo sobre la legitimidad de la Asamblea Constituyente que aprobó en apenas 16 horas, gracias a la mayoría islamista pro-Morsi la nueva Carta Magna, tras tres meses de discusiones estancadas y a pesar del boicot implementado por sus miembros liberales, seculares y cristianos. Esto ha profundizado las diferencias en un país que, tras vivir su versión de la Primavera Árabe, aún se mantiene dividido, generando movilizaciones de masas y choques entre aquellos que defienden a Morsi, pensando que su decreto es indispensable para salvar a la revolución, y aquellos que le adversan, que tienen el temor, bien fundamentado, que Morsi, al igual que su predecesor Hosni Mubarak, termine concentrando demasiado poder.

Mucho más que un decreto

Tanto los Hermanos Musulmanes como sus simpatizantes, así como el propio Presidente Mohamed Morsi, tienen la firme creencia de que los integrantes del Poder Judicial egipcio son un remanente de la época de Hosni Mubarak del cual se tienen que deshacer; del mismo modo, la base de apoyo a Morsi, en su mayoría islámica, ve reforzado su deseo de tener un Presidente fuerte tras la emisión del decreto, y tras lograr minimizar la influencia del Ejército en el mando político, sienten que es ahora, y no en otro momento, su única posibilidad real de moldear el futuro de Egipto para las próximas décadas. En cambio, quienes se oponen a Morsi, ven el decreto como una maniobra que impidió que la Suprema Corte Constitucional dictaminara como ilegítimo el proceso mediante el cual se aprobó la nueva Constitución en la Asamblea Constituyente, y por lo tanto, no pudiera llevarse a cabo el referendo convocado para el 15 de diciembre, y asimismo ven en este decreto de emergencia la clara intención de Morsi de convertirse en un faraón moderno. Por otra parte, el proyecto de Constitución que será sometido a referendo, tiene un claro sesgo islámico, ya que faculta a los clérigos musulmanes a supervisar la elaboración de las leyes, y restringe los derechos de la mujer, las minorías y coarta las libertades civiles. Aunque son pocos los sondeos de opinión disponibles en Egipto, la mayoría de ellos de escasa confiabilidad, y los islamistas utilizan el aparato de propaganda gubernamental para difundir información que habla de una votación holgada a favor de la nueva Constitución, lo más probable es que se apruebe con un resultado mucho más cerrado, y mientras más cerrado sea, mucho más difícil será para Morsi solventar el actual estado de conflictividad en Egipto.

Las opciones de Morsi

A medida que se acerque el 15 de diciembre, es muy probable que las manifestaciones a favor y en contra de Morsi, así como los choques violentos entre estas masas, se incrementen. Esta situación colocaría a Morsi en un dilema difícil de resolver, ya que serían dos sus opciones: optar por reprimir a los opositores, arriesgándose a darle una buena excusa al Ejército, aún poderoso en Egipto, y resentido por estar actualmente marginado del gobierno, para intervenir en la resolución de la situación, u optar por rectificar en sus pretensiones autoritarias para aliviar la tensión que le genera la oposición, poniendo en peligro su base de apoyo entre los islámicos, la cual se encuentra cimentada sobre el deseo de tener a un Presidente poderoso, y que podría percibir como una traición el que Morsi haga algunas concesiones a estas alturas del partido.

¿Cuál es la postura del Ejército?

Hasta ahora el aún poderoso Ejército egipcio ha mantenido silencio y permanece expectante desde los cuarteles durante el desarrollo de los últimos acontecimientos políticos en Egipto, tras el decreto de emergencia del Presidente Morsi y la cercanía del referendo sobre la nueva Constitución. El manejo que hicieron del período de transición, a través del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, desde la caída de Hosni Mubarak en febrero de 2011, hasta la elección de Morsi, en junio de 2012, generó muchísimo rechazo entre la población egipcia, lo que afectó su tradicional buena imagen. Esto facilitó que accedieran, a regañadientes, a retirarse de la política egipcia a cambio de obtener garantía de respeto a dos puntos de honor: tener completa autonomía en la gestión de la seguridad y defensa de la nación, y tener inmunidad total respecto a los abusos que cometieron durante el período de transición, ambos aceptados por los Hermanos Musulmanes y el Presidente Morsi con el objetivo de mantener su estabilidad en el poder. Sin embargo, en caso de caldearse aun más los ánimos entre los bandos que apoyan y adversan a Morsi, generando una situación que provoque el estallido de una confrontación civil violenta, es claro que el Ejército intervendrá para restaurar el orden, incluso si el Presidente Morsi está claramente involucrado apoyando a uno de los bandos.




Publicado en el Semanario 6to Poder / Año 3 Número 114 / 09 de diciembre de 2012

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