Las duras medidas de
austeridad provocaron el estallido de protestas que hoy parecen amainar, pero
nadie sabe por cuanto tiempo
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[RECESIÓN]
Hoy en día la economía lusitana
es objeto de preocupación. Posee una de las tasas de desempleo más altas y uno
de los PIB más bajos de toda la Unión Europea. Las duras medidas de austeridad,
impuestas a cambio del rescate financiero, han llevado a los portugueses al
límite de la tolerancia.
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Un grupo de militares
portugueses retirados acompañados por SUS familiares durante una protesta
efectuada en La Plaza de los Restauradores, en Lisboa contra las medidas de
austeridad adoptadas por el gobierno del Primer Ministro Pedro Passos Coelho
El 27 de noviembre pasado
el Senado portugués aprobó, luego de dos sesiones con intensos debates, lo que
se considera el mayor incremento de impuestos en la historia democrática de
Portugal, en el marco del presupuesto para el año 2013 presentado por el
gobierno del Primer Ministro Pedro Passos Coelho. Durante la campaña electoral
que lo llevó a encabezar el gobierno portugués, Passos Coelho dijo que se
encargaría de informar personalmente al país en caso de que hubiera malas noticias.
Desde que ganó, ha tenido que hacer eso prácticamente todos los días,
anunciando nuevos recortes y ajustes cada vez más fuertes. Y la gran pregunta
que todo el mundo se hace es ¿hasta cuándo y qué tanto podrán soportar los
portugueses las duras medidas de austeridad?
La
verdadera dimensión de la austeridad
Según el presupuesto
presentado por el gobierno de Passos Coelho y aprobado por el Parlamento
portugués, en 2013 el impuesto sobre la renta pasaría del 9,8% al 13,2%,
mientras que en algunos rubros el IVA subiría de 13% a 23%, a la vez que se
harían recortes en el gasto público por 3 mil 500 millones de euros, que
contemplan despido de empleados del Estado, privatización de activos, y
reducción de los montos que perciben los portugueses del seguro por desempleo y
pensiones. Todo esto tiene el propósito de llevar el déficit fiscal del actual
6% al 3% exigido por la llamada troika, compuesta por el Fondo Monetario
Internacional, la Comisión Europea y el Banco Central Europeo para hacer
efectivos los próximos rescates financieros. Este sería el tercer intento,
luego de dos planes previos fallidos, de reducir el déficit. Posterior a la
aprobación del presupuesto, y como medida complementaria, se anunció la
reducción de las indemnizaciones por despidos justificados de 20 a 12 días.
Estos nuevos impuestos y recortes, equivalen a la pérdida de un mes de salario
anual para cada trabajador.
La
calle se enfría. ¿Se acostumbraron los portugueses?
El 15 de septiembre se
produjo en Lisboa una de las manifestaciones más grandes en la historia de
Portugal. Más de 600 mil personas tomaron las calles y obligaron al gobierno
portugués a engavetar una ley que impulsaba una reducción general de sueldos y
salarios. El 14 de noviembre, previo a la aprobación final del presupuesto, una
huelga general terminó en un estallido inédito de violencia que dejó vidrieras
rotas, basura ardiendo en las calles, policías apedreados y 48 heridos. Sin
embargo, poco tiempo después, el gobierno luso logró tras la aprobación del
presupuesto lo mismo que se proponía con la ley retirada tras las protestas. Y
más aún, el anuncio de los recortes de las indemnizaciones por despidos, además
de no ser considerado relevante por los diarios al día siguiente, los líderes
sindicales apenas se refirieron a ello como una medida inaceptable, sin hacer
más nada. Pareciera ser que los portugueses se han resignado a la dura
austeridad impuesta desde Bruselas, pero podría ser que es una bomba de tiempo
congelada por el invierno que podría estallarle en la cara al gobierno
portugués con la llegada de la primavera en 2013.
La
austeridad agrava la crisis económica y puede crear más déficit
La economía portuguesa
caerá aproximadamente 3% y el consumo privado se reducirá 2%, mientras que el
desempleo trepará hasta la cifra récord de 16%, una de las más altas de la
Unión Europea. Portugal tiene una característica que es común a muchos
países europeos, y es que el Estado juega un papel demasiado relevante en la
economía nacional, por lo que las medidas de austeridad, que si bien son
necesarias para equilibrar las cuentas en una nación que construyó un Estado de
bienestar inviable sin el necesario incremento de la productividad para
sostenerlo, también podrían terminar generando una fuerte caída del crecimiento
económico, provocando que los lusos entren en un círculo vicioso, ya que
mientras más grande y prolongada sea la recesión, más se podría incrementar el
déficit.
Ex
colonias aprovechan las privatizaciones en su antigua metrópoli
La exigencia de recorte de
gastos y de incrementar el flujo de caja en Portugal, para reducir el déficit
fiscal, ha puesto al Estado luso a emprender una histórica carrera de
privatizaciones de empresas y activos estatales, para reducir el tamaño del
sector público al mínimo. Esta carrera se inició el año pasado con la
privatización de Energías de Portugal, la mayor compañía eléctrica del país,
vendida por 2 mil 700 millones de euros al consorcio chino Tres Gargantas, el
cual la utilizará como cabeza de playa para penetrar los mercados en África y
América Latina. Pero lo más resaltante es que son dos antiguas colonias
portuguesas, Brasil y Angola, países con unas economías pujantes, las que más
se están beneficiando de esta ola de privatizaciones en su antigua metrópoli.
Grupos de inversión brasileños se encuentran en puja, teniendo altas
posibilidades de ganar, en los procesos de privatización de los astilleros de
Viana do Castelo y en la licitación de la concesión para operar los diez
aeropuertos portugueses; asimismo, el magnate colombo-brasileño Germán
Efromovich, dueño de Avianca, espera la aprobación del Consejo de Ministros de
Portugal para concretar la compra de la aerolínea bandera portuguesa, TAP. Pero
de entre todas estas privatizaciones, hay una que acapara las miradas: la venta
de RTP, el canal de TV del Estado y el más importante e influyente del país. El
principal candidato y favorito para hacerse con la totalidad o la parte de RTP
que se venda, según decida el gobierno portugués, es el grupo empresarial
Newhold, originario de Angola, el cual es propietario en Portugal del semanario
Sol.
Publicado en el Semanario 6to Poder / Año 3 Número 116 / 23 de diciembre de 2012
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