Hay indicios de que
pudiera llegarse a una solución negociada del conflicto. Sin embargo desde
Occidente aumenta la presión por una intervención
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[¿NEGOCIACIÓN?]
El anuncio de una amnistía
por parte del gobierno de Bashar Al Assad y la negociación de una tregua entre
fuerzas leales al régimen de Damasco y grupos insurgentes de la oposición en
Siria, parecen indicar que hay esperanzas de lograr una solución pacífica al
conflicto. Sin embargo, este es un escenario que luce un tanto lejano y,
mientras aumentan los riesgos de que estalle una guerra civil, también aumenta
la presión, no sólo desde Occidente, para intervenir y traer paz y orden a ese
país
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El régimen del presidente
Bashar Al Assad enfrenta problemas cada vez más graves y hace todo lo posible
no sólo para mantenerse en el poder, sino que se vale de sus aliados para
evitar el peor escenario posible: la intervención militar
El conflicto en Siria, que
se ha extendido por más de 10 meses, se ha convertido en una de las
confrontaciones más sangrientas que han estallado en el Medio Oriente en el
marco de las revueltas populares que algunos han optado por llamar “La
primavera árabe”. La combinación de la represión por parte de las fuerzas de
seguridad del régimen de Bashar Al Assad con la adopción de la insurgencia
armada como estrategia por parte de opositores y desertores del ejército, ha
provocado una escalada del conflicto que hacen incrementar, con sobradas
razones, los temores del estallido de una guerra civil a gran escala en caso de
no producirse, o bien una negociación entre los bandos en pugna que permita una
solución pacífica, o una intervención militar extranjera que ponga orden en el
país.
El
costo económico del conflicto
El régimen de Bashar Al
Assad se enfrenta con la situación de tener una economía nacional en ruinas y
encontrarse cada vez más aislado del exterior. Desde el inicio de los
levantamientos populares hasta hoy, la inestabilidad producto de las constantes
manifestaciones ha agravado las dificultades económicas, aumentando el
desempleo y la escasez de alimentos y combustibles. La libra siria se debilita
todos los días en la misma medida que la recesión se profundiza. El gobierno
enfrenta tan graves problemas de caja, que se ha visto obligado a imponer un
impuesto a los trabajadores del Estado, ya que el gasto público aumentó en 19
mil millones de dólares, principalmente el gasto militar, mientras que los
ingresos de la nación han caído 2 mil 300 millones de dólares, mientras que el
tráfico marítimo por los puertos de Siria se ha reducido en un 40%. Si a este
tétrico escenario le sumamos, las sanciones económicas impuestas por la Liga
Árabe en contra de Siria, el daño que sufre la economía de ese país es tan
grave para el régimen de Bashar Al Assad representa un reto más grande para su
sobrevivencia que el propio levantamiento popular que enfrenta.
Amnistía
y tregua
En el marco del escenario
económico antes descrito, esta semana se produjeron dos hechos que permiten
pensar que, o existen posibilidades de que algunos sectores de la oposición en
Siria lleguen a un acuerdo con Bashar Al Assad, tratando de buscar una salida
negociada y pacífica al conflicto, o que sectores del ejército sirio, hasta
ahora fieles al régimen, cansados de la confrontación y temerosos de que
estalle una guerra civil, busquen una salida similar a la ocurrida en Egipto el
año pasado. En primer lugar, medios de comunicación oficiales sirios dieron a
conocer que Bashar Al Assad había aprobado una amnistía general para todos
aquellos que hayan cometido “crímenes” durante los levantamientos, siendo
efectiva la misma a partir del final de este mes, e incluyendo a los desertores
del ejército, y a las personas detenidas por porte ilícito de armas o por
violar las leyes sobre manifestaciones pacíficas. Por otra parte, tropas sirias
que luchaban contra fuerzas rebeldes en la ciudad de Al Zabadani, cerca de la
frontera con el Líbano, acordaron el pasado martes un alto al fuego, el cual
contemplaba el retiro de las tropas de la ciudad y que los insurgentes
despejaran las calles y avenidas, de acuerdo a fuentes de la oposición siria, y
se espera que logren acuerdos similares en otras ciudades del país.
Intervención
militar y presión internacional
El futuro de Siria también
podría decidirse más allá de sus fronteras. Esta semana comenzó a discutirse en
el seno del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas una resolución acerca
de la situación en ese país árabe, cuyo borrador fue elaborado por Rusia, pero
que podría sufrir importantes modificaciones tras la presentación del informe
detallado sobre los hechos que acontecen allí por parte de la misión de
observadores de la Liga Árabe que visitó Siria recientemente. Hay que recordar
que en octubre del año pasado Rusia y China, valiéndose de su carácter de
miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, vetaron una resolución
promovida por un grupo de países europeos que llamaba al cambio de régimen en
Siria, mientras que en el mes de diciembre, Reino Unido, Francia, Alemania y
EEUU se opusieron a una propuesta de resolución rusa que colocaba a la
oposición siria en el mismo nivel de violencia que al régimen de Bashar Al
Assad. Son pocas las esperanzas de que pueda lograrse un consenso en la ONU. La
propuesta rusa, que se espera que sea muy similar a la presentada en diciembre,
además de promover la reconciliación entre las partes, también se piensa que es
el último intento diplomático de Moscú para ayudar a su aliado de Damasco,
quizás no para que pueda mantenerse en el poder, pero al menos para evitar el
peor escenario, una intervención militar extranjera. Por su parte, del lado
occidental se quieren incrementar el paquete de sanciones contra el régimen de
Al Assad y, de ser posible, instaurar una zona de exclusión aérea similar a la
que se implementó en Libia el año pasado.
El
riesgo de la guerra civil
De estallar una guerra
civil en Siria, sus consecuencias pudieran extenderse a varios países vecinos,
muchos de ellos muy inestables. En Irak la conflictividad entre chiítas y
sunitas, árabes y kurdos, aumenta cada día más, mientras que en Líbano,
tradicionalmente influido por su vecino, los sectores políticos – antisirios y
prosirios – se enfrentan entre sí a causa del conflicto. Por su parte Turquía e
Israel, hoy enemistados entre sí, se preparan para recibir oleadas de
refugiados, al tiempo que Irán, también amenazado con sanciones, hace todo lo
posible para ayudar a su único aliado en la región.
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“Hoy le vuelvo a decir al
presidente Assad de Siria: Alto a la violencia, deje de matar a su propio
pueblo. El camino de la represión es un callejón sin salida”.
Ban Ki-moon, Secretario
General de la ONU
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“Continuaremos
consultando muy de cerca… para crear el tipo de presión internacional y el
entorno que promoverá que el actual régimen de Siria abandone (el poder), de
forma que pueda tener lugar un proceso más democrático y de transición dentro
de Siria”.
Barack Obama, Presidente de EEUU
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Reunión
de la Liga Árabe este domingo
Una vez que sea presentado
el informe final de la misión de observadores de la Liga Árabe que visitó
Siria, del cual trascendió que concluye que la situación allí es muy grave y
que urge elaborar una estrategia a futuro, los ministros de relaciones
exteriores de dicha organización se reunirán este domingo en la ciudad de El
Cairo, Egipto, para tomar una decisión al respecto, para lo cual ya están
preparadas una serie de propuestas que van desde las más blandas hasta las más
duras. La postura más dura es representada por el Emir de Qatar, jeque Hamad
bin Jalifa al Thani, manifestó el pasado domingo que era partidario de enviar
tropas a Siria, las cuales junto a los efectivos militares turcos de la OTAN
podían poner fin al derramamiento de sangre en ese país. Ante esta declaración,
el nuevo presidente de Túnez, Moncef Marzouki, indicó – a pesar de haber estado en una posición similar
a la de la oposición siria el año pasado – que una intervención militar en Siria
haría explotar a toda la región, postura que es secundada por los gobiernos de
Libia e Irak, quienes junto a otros países respaldan la postura más blanda, la
cual contempla el incremento de la misión de observadores de 163 a 300-500
personas, quienes recibirían entrenamiento por parte de la ONU antes de viajar
a Siria.
Publicado en el Semanario 6to Poder / Año 2 Número 68 / 22 de enero de 2012