La amenaza de cierre del Estrecho de Ormuz podría
significar un suicidio para la economía iraní
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[MANIOBRA]
Aunque
las maniobras militares y los anuncios hechos por el régimen de Teherán generan
preocupación y temor, estos pueden ser parte de una estrategia muy bien pensada
para retomar las negociaciones con las potencias occidentales
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El presidente de Irán,
Mahmoud Ahmadinejad, realizó una gira por América Latina en la que visitó
Venezuela, Cuba, Ecuador y Nicaragua
Aun cuando las amenazas de
cierre del Estrecho de Ormuz, importante paso marítimo del Medio Oriente por
donde transitan más de 15 millones de barriles de petróleo diarios, el
equivalente al 17% del petróleo que se produce en el mundo, la realización de
ejercicios navales durante más de 10 días en el Golfo Pérsico, incluidas pruebas
de misiles de corto, mediano y corto alcance, y los anuncios de haber iniciado
la producción de combustible nuclear y de la construcción de instalaciones
subterráneas destinadas al enriquecimiento de uranio pudieran considerarse como
un claro desafío de Irán a las potencias, y como una demostración de poderío
frente a sus vecinos del Medio Oriente y Asia Central, pero en realidad son una
clara demostración de pánico ante el anunciado incremento de sanciones
económicas en su contra, las cuales podrían llegar a paralizar su ya menguada
economía, o ante la posibilidad, lejana pero latente, de sufrir un ataque
preventivo en su contra para frenar su programa nuclear, el cual tiene claros
fines militares aunque Teherán se esfuerce en decirle lo contrario.
La
estrategia de Teherán
Los ejercicios militares
desarrollados por Irán en el Estrecho de Ormuz podrían parecer una advertencia
ante el rumor cada vez más creciente de un ataque preventivo por parte de
Israel, mediante bombardeos aéreos quirúrgicos similares a los que realizó
contra Irak en 1981 y Siria en 2007, para acabar, o al menos retrasar durante
un buen tiempo, lo que consideran como una amenaza a su existencia y
sobrevivencia como Estado; uno de los misiles probados durante los ejercicios
navales en Ormuz es capaz de alcanzar cualquier punto en Israel y a todas las
bases militares de EEUU en el Medio Oriente. Por otra parte, adicional a esto,
los anuncios de significativos – y preocupantes – avances en el programa
nuclear iraní podrían interpretarse como una especie de mensaje encriptado al
grupo 5+1, compuesto por EEUU, Rusia, Francia, China, Gran Bretaña y Alemania
para reanudar las negociaciones; el contar con combustible nuclear y ser capaz
de enriquecer uranio son un as bajo la manga que acerca Irán al arma atómica y
que colocaría al régimen de Teherán en una posición muy similar a la de Corea
del Norte en 2005, cuando anunció el haber construido con éxito armas nucleares
y a partir de allí usarlas como medio de chantaje al Sistema Internacional.
La
geopolítica del Estrecho de Ormuz
El Estrecho de Ormuz es un
paso marítimo internacional ubicado entre el Golfo Pérsico y el Golfo de Omán.
Mide 60 km en su parte más ancha y 33 km en su parte más estrecha. Un lado de
sus costas está controlado por Omán y los Emiratos Árabes Unidos, mientras que
el otro está bajo el control de Irán. Todos los días transitan por allí un
aproximado de 13-14 tanqueros vacíos en dirección noroeste y 14 tanqueros
llenos hacia el sureste, rumbo al Océano Índico, transportando estos últimos un
promedio de 15 millones de barriles de petróleo, lo que representa el 35% del
petróleo que se transporta por vía marítima y casi el 20% del crudo que se
produce en el planeta, del cual unas tres cuartas partes está destinado a los
mercados de la región Asia-Pacífico, los de mayor crecimiento económico del
mundo. La última vez que se desarrolló un conflicto militar de envergadura en
esa zona, la Guerra Irán-Irak en 1980, el precio del petróleo se disparó desde
15 dólares a 39 dólares. Consultoras especializadas en el área petrolera
estiman que un ataque preventivo de Israel en contra de Irán provocaría un alza
del precio del barril de petróleo de entre 25 y 45 dólares en las primeras
horas posteriores a su realización, por lo que el barril podría llegar hasta
los 200 dólares en menos de dos días, un alza suficiente para sumir a la
economía mundial en una nueva gran depresión. Del mismo modo, Irán podría
sembrar hasta 2 mil minas submarinas a lo largo del estrecho y atacar con
misiles campos petroleros, refinerías y oleoductos de Arabia Saudita, Irak,
Kuwait, Bahrein, Omán, Qatar y Emiratos Árabes Unidos, por lo que pasarían
semanas y hasta meses para restablecer con normalidad la totalidad del flujo
petrolero que proviene del Golfo Pérsico. Sin embargo, el emprender el cierre
del Estrecho de Ormuz representaría también un suicidio económico y estratégico
para Irán, ya que también depende del paso de Ormuz no sólo para su venta de
petróleo, que representan el 90% de sus exportaciones totales, sino también
para sus importaciones, especialmente alimentos. Asimismo la V Flota de la
Marina de EEUU es capaz de destrozar los buques de guerra iraníes en pocas
horas y serviría de excusa para atacar otros objetivos en tierra como
aeropuertos, bases militares e instalaciones nucleares.
El
peligroso juego de la gallina
Las potencias de
Occidente, encabezadas por EEUU, e Irán, están desarrollando un escenario
similar a lo que en la teoría de los juegos se conoce como “El juego de la
gallina”, en la que dos personas conducen cada una un vehículo en
dirección al del contrario, y el primero que se desvía de la trayectoria del
choque pierde, siendo humillado por comportarse como un cobarde, por lo que el
objetivo del juego es crear presión psicológica hasta que uno de los
participantes se retracte de su postura. Esta situación es aplicada como una
metáfora para explicar los escenarios en los que dos bandos inician una
escalada conflictiva en la que no tienen nada que ganar y en la que sólo el
orgullo evita que se retracten. Podría decirse que es
una estrategia en la que cada una de las partes retrasa el hacer
concesiones hasta que la negociación es un hecho inminente. La presión
psicológica creada durante la escalada puede obligar a una de las partes a
negociar y ceder en sus aspiraciones para evitar un resultado negativo. Sin
embargo, puede tratarse de una táctica muy peligrosa, ya que si ninguna de las
partes cede se producirá una colisión. En el caso de EEUU e Irán debe añadirse,
que uno está esperando a que sea el otro el primero en disparar para iniciar un
conflicto bélico.
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EEUU anunció la venta de
84 aviones de combate F-15 y la modernización de otros 70 a Arabia Saudita,
mientras que le vendió a Emiratos Árabes Unidos un avanzado sistema de defensa
antiaérea que le permitirá la intercepción de misiles. Por otra parte también
acordó vender un lote de misiles Patriot a Kuwait
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El
aumento de la influencia de Irán en América Latina es culpa de EEUU
El
pasado domingo, el presidente de Irán, Mahmoud Ahmadinejad, dio inicio a una
gira de cinco días por América Latina que lo llevó a visitar Venezuela,
Nicaragua, Cuba y Ecuador. Al mismo tiempo, el Departamento de Estado de EEUU
en una declaración oficial pidió a los países latinoamericanos que no
profundizaran sus vínculos con Irán. Ahora bien, más allá de las especulaciones
acerca de la visita de Ahmadinejad a varios países latinoamericanos en un
momento en que se acrecientan las tensiones entre Irán y los EEUU, hay que
resaltar que el incremento de la presencia y la influencia de actores no tradicionales
en la región, entre ellos Irán, se debe al descuido y al bajo perfil que ha
mantenido EEUU en su relaciones con sus socios hemisféricos en la primera
década del siglo XIX, a diferencia de lo que ocurrió en los últimos 10 años del
siglo XX. Desde el año 2001, tras los ataques terroristas del 11 de septiembre,
que paradójicamente fueron el mismo día que se aprobó la Carta Democrática
Interamericana, América Latina pasó a un segundo plano para los EEUU, quienes
tenían toda su atención concentrada en el Medio Oriente y Asia Central. Tras el
fracaso del proyecto del Área de Libre Comercio de las Américas, ALCA, en la
Cumbre de Mar del Plata de 2005, impulsado por una izquierda sudamericana
revitalizada, EEUU terminó de darle la espalda a la región, lo que abrió las
puertas a la llegada de actores no tradicionales a la región, no solamente
Irán, sino también, y especialmente, Rusia y China.
Publicado en el Semanario 6to Poder / Año 2, número 67 / 15 de enero de 2011
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