Las relaciones entre el Alto Mando Militar turco y el Partido por la Justicia y el Desarrollo (AKP) han sido tensas desde su llegada al poder en 2002, y particularmente desde 2003 con la elección de Tayyip Erdogan como Primer Ministro. Erdogan se ha dedicado desde el inicio de su mandato a reducir el poder y la influencia que ejercen los militares sobre el sistema político turco, contando para ello con el apoyo del Congreso y el Poder Judicial, quienes han llevado a cabo una serie de reformas jurídicas y de procesos judiciales con este fin. Mientras tanto, las Fuerzas Armadas desconfían del AKP por sus tendencias islamistas, por lo que asumen que pondrán en riesgo el legado de la república laica construida por Kemal Atatürk en 1923, el cual sienten que es su obligación defender, ya que se entienden a sí mismas como protectoras de su herencia.
Operación Mazo
Hasta la fecha van más de 250 militares detenidos por estar presuntamente implicados en la denominada “Operación Mazo”, la cual, de acuerdo a los propios efectivos castrenses turcos, era simplemente un ejercicio militar teórico, sin embargo, el gobierno de Erdogan sostiene que este constituye un plan para derrocarlo. La gota que rebasaría el vaso y tensaría las ya difíciles relaciones de Erdogan con los militares, sería la detención de un general de 4 estrellas el viernes 29 de julio, lo cual provocaría la renuncia del general Isik Kosaner, Jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas y los comandantes del Ejército, la Marina y la Aviación. Tras la dimisión, Erdogan, previa consulta con el presidente Abdulah Güll, designó al general Necdet Ozel, quien se desempeñaba como comandante de la Policía Militar, como Jefe del Estado Mayor. Hay que destacar que la tradición turca indica que quien es designado como Jefe del Estado Mayor tiene que haberse desempeñado previamente como Comandante del Ejército, por lo que el nombramiento de Ozel pudiera agravar aún más las tensiones.
¿Camino al islamismo o acabando con el tutelaje militar?
Las Fuerzas Armadas de Turquía cuentan con un aproximado de 1 millón 200 mil efectivos, siendo las más grandes de la OTAN después de los EEUU
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Un país con una identidad dividida
Turquía es un Estado que está fuertemente marcado por la ideología kemalista, la cual tiene su origen en el Movimiento Nacional Turco de Kemal Atatürk, quien crearía en 1923 la República de Turquía sobre los restos del antiguo Imperio Otomano, buscando crear un Estado moderno, democrático y secular. Son pocos los casos en el que un solo hombre es capaz de manera tan profunda y permanente un país, y Atatürk es uno de ellos. Sus reformas, que alejaron a Turquía de la tendencia teocrática de los países con mayoría musulmana y la acercaron a Occidente, crearon un sistema político que funciona, trayendo paz interna y prosperidad a la nación. Sin embargo, su legado también ha traído como consecuencia que Turquía sea un país con identidades divididas. A pesar de definirse como una democracia, existe un marcado tutelaje de las Fuerzas Armadas sobre el sistema político, ya que ellas se ven como guardianas de la independencia, el laicismo y la nación turca, por lo que no han dudado en dar golpes de Estado en 1960 y 1980 al sentir que el legado de Atatürk era puesto en riesgo por quienes consideraban eran políticos corruptos. Y aún cuando Turquía se siente europea y tiene años tratando de ingresar a la Unión, aún no pasa el examen, en parte por el poder político que tienen los militares, cosa inconcebible en cualquier de los países miembros de la UE, en parte también porque dentro de la UE aún se ven como un club cristiano. Y aún cuando sigue siendo musulmana y muchos le han reclamado un mayor protagonismo frente a las revueltas que ocurren en los países que alguna vez formaron parte del Imperio Otomano, proponiéndola como modelo político a seguir, Turquía resulta demasiado extraña para el resto del mundo islámico.
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