La ira indetenible del pueblo árabe que clama por reformas democráticas llegó a Libia
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[REBELIÓN]
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Muamar el Gaddafi gobierna Libia de manera férrea desde hace 42 años, bajo un esquema de gobierno que mezcla elementos del islam con el socialismo y la democracia que él llama “democracia de masas”, pero que en realidad es una versión autóctona de totalitarismo, ya que sólo se puede entrar al país mediante invitación gubernamental, mantiene un inflexible control y censura sobre los medios de comunicación social y cuenta con una policía secreta que actúa bajo sus órdenes personales, causa fundamental de que sea relativamente muy poco lo que se sabe a nivel internacional de la situación interna de dicha nación. Sólo sabíamos que gracias a unas complejas alianzas con buena parte de las numerosas tribus que componen el país, se había garantizado la estabilidad de su régimen durante 42 años e hizo pensar que una rebelión contra Gaddafi pareciera imposible. Y menos aún que llegara hasta Trípoli. Sin embargo los libios, y especialmente los jóvenes perdieron el miedo, tomaron las calles e hicieron realidad lo inimaginable.
En Bengasi comenzó todo
El martes 15 de febrero un grupo de familiares de presos muertos en 1996 en la cárcel de Abu Salim, acudieron a la comisaría de la ciudad de Bengasi, en el este del país, para exigir que liberaran a Fathi Tarbel, abogado y coordinador de su movimiento, acompañados de unos cientos de personas que se apostaron al frente del edificio. El gobierno accedió a su liberación y quienes se concentraron permanecieron hasta la madrugada coreando consignas en contra del régimen, al tiempo que aumentaban en número. El intento de las fuerzas de seguridad por reprimir a los manifestantes sólo logró aumentar en ellos el espíritu de rebeldía hasta el punto en que lograron tomar el control de la ciudad, desplazando así a las fuerzas de seguridad y tomando bajo su control una gran cantidad de armas y municiones y propagando la rebelión hacia el resto del país.
La respuesta del régimen
El gobierno cortó el acceso a las comunicaciones por internet y teléfonos celulares mientras aumenta la violencia del ejército contra los manifestantes (que asciende a centenares de muertos y miles de heridos), y la propaganda oficial se esfuerza en resaltar la figura de líder de Gaddafi y su obra de gobierno, al tiempo que se reunió con varios líderes tribales, activistas de la oposición y liberó a presos islamistas para asegurarse mayor respaldo, mientras que su hijo y heredero, Saif el Islam el Gaddafi en un mensaje televisado el domingo pasado, pidió a los manifestantes que aceptaran la paz que ofrece el régimen y accedieran a dialogar con ellos o reinaría el caos, ya que “ríos de sangre pueden correr sino se pone fin a la rebelión”. En días siguientes los manifestantes serían atacados con armas de guerra, lo que provocaría la renuncia de numerosos diplomáticos y funcionarios gubernamentales libios, al tiempo que mayor cantidad de miembros de las fuerzas armadas se niegan a atacar a los rebeldes (quienes ya controlan por completo la región este del país) y se ponen de su lado, mientras que Muamar el Gaddafi afirma que sólo muerto saldrá del poder y recurre a mercenarios extranjeros para seguir atacando a los manifestantes.
El escenario posible
Las revueltas en el resto del Mundo Árabe
Bahrein: Existe disonancia entre los manifestantes y la oposición política organizada, al tiempo que crece la influencia de los iraníes, debido a que la población de Bahrein es mayoritariamente Chiíta mientras que la familia real es Sunita. Yemen: La oposición está aprovechando la creciente debilidad del presidente Saleh, debido a que ha perdido lealtad entre algunos clanes y que no queda claro el compromiso del ejército en continuar respaldándolo. Túnez: Se producen nuevas movilizaciones para exigir la renuncia del Primer Ministro Mohamed Ghannoudi, remanente del régimen de Ben Alí. Irán: Hace esfuerzos por tomar ventaja de los disturbios en la región (a pesar de no ser árabes ni sunitas), mientras trata de mantener a raya a los manifestantes dentro de su país. Sudán: El presidente Omar Al Bashir (condenado por crímenes de guerra y genocidio por el Tribunal Penal Internacional), anunció que no se presentará a una nueva reelección en los comicios de 2015.
Publicado en el Semanario 6to Poder / Año 1 Número 22 / 27 de febrero de 2011
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