El territorio en disputa es
rico en recursos pesqueros, y se presume la presencia de grandes yacimientos de
petróleo y gas en su lecho marino
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[SOBERANÍA]
China y Japón se disputan
desde décadas el control de las islas Senkaku/Diaoyu, que se encuentran
deshabitadas y con apenas 6 km2 de territorio, pero que se presume
son ricas en hidrocarburos. La tensión se reavivó luego del anuncio del gobierno
japonés de comprar las islas a sus actuales dueños privados
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Policías antidisturbios
chinos intentan impedir la entrada de manifestantes a la embajada de Japón en Beijing,
China, durante una protesta efectuada el 15 de septiembre. En más de 100
ciudades chinas se han convocado protestas para reclamar la soberanía de las
islas Senkaku/Diaoyu.
El archipiélago en disputa,
llamado Senkaku por los japoneses y Diaoyu por los chinos, se compone de 8
islas deshabitadas, cuya extensión territorial es de 6 km2, ubicadas
al sur de Okinawa y al noreste de Taiwán, justo en el mar de China Oriental.
Tras el anuncio de Tokio de comprar tres de estas islas, que se encontraban en
manos de privados, y “nacionalizarlas” en las vísperas del aniversario de la
invasión japonesa a Manchuria, el gobierno chino decidió enviar 6 buques
patrulleros a navegar cerca de las costas del archipiélago para “reafirmar la
jurisdicción china”. Esto ha traído como consecuencia la exacerbación del
sentimiento nacionalista de ambas naciones, lo que ya comienza a transformarse
en una peligrosa seguidilla de provocaciones, que van desde manifestaciones
populares frente a las embajadas e intentos de asalto, hasta declaraciones de
altos funcionarios de ambos gobiernos demasiado subidas de tono.
La
importancia estratégica del archipiélago
La disputa territorial
entre Beijing y Tokio tiene lugar dentro de una zona del Océano Pacífico en la
cual China intenta imponer su poderío como potencia mundial y disputarle la
hegemonía a EEUU. En la última década China ha sostenido disputas con Vietnam,
Filipinas y Malasia por el control de islas en el mar de China Meridional,
justamente donde se encuentran ubicadas las islas Senkaku/Diaoyu. En toda esta
zona de mar de China Meridional se encuentran grandes yacimientos de petróleo y
gas, es rica en recursos pesqueros, y por allí pasan algunas de las rutas más
importantes del comercio marítimo mundial.
¿Habrá
una tercera guerra entre China y Japón?
Aunque Japón, en medio de
su situación de potencia en decadencia, sienta envidia de China por su enorme
ascenso económico, político y militar, lo que le motivaría a luchar por
mantener sus áreas de influencia frente a los chinos, y aunque China siempre
guarde rencores contra Japón por las humillaciones que le propinó en el pasado,
lo que impulsa deseos de venganza contra los nipones, todo parece indicar que
prevalecerá la contención. Actualmente Japón es el mayor socio comercial de los
chinos, mientras que China es el segundo socio comercial de los nipones, por lo
que antes de optar por un enfrentamiento mucho más directo, diplomático y
posteriormente militar, antes los líderes de ambas naciones sacarán sus cuentas
y tomarán en cuenta las repercusiones económicas y militares que dichas
acciones generarían. Asimismo, la magnitud del choque nacionalista que
actualmente viven ambos países dependerá también en buena medida de la postura
que termine adoptando EEUU, que ha optado, por los momentos, por mantenerse
neutral, primero para evitar una confrontación mayor, que sería resultado de
ponerse del lado de alguno de ellos, y segundo para no enturbiar el ambiente de
las elecciones presidenciales que se celebrarán en noviembre. Por otra parte, el archipiélago en disputa,
que se encuentra bajo el control administrativo de Japón, se encuentra amparado
por el Tratado de Cooperación y Seguridad Mutua entre Japón y EEUU, por lo que
de producirse un ataque armado de China contra las islas, EEUU estaría obligado
a defenderlas junto con Japón, ya que el artículo 5 del tratado establece que
un ataque armado contra cualquiera de los dos, se considerará un ataque contra
ambos, por lo que China lo pensaría muy bien antes de aventurarse en una
empresa tan arriesgada.
Los
gobiernos de ambos países sacan provecho de la crisis
El haber reavivado la
disputa por las islas le ha resultado muy oportuna tanto al gobierno de China
como al de Japón, debido a los problemas de inestabilidad política que
enfrentan, permitiéndoles activar el sentimiento nacionalista de la población y
poder así desviar la atención de los problemas internos de cada uno de los
países. En China, el Partido Comunista ha enfrentado varios escándalos este
año, entre los que destaca el de Bo Xilai, ex Alcalde de Chongqing y hombre
fuerte de la organización, quien está presuntamente implicado en un asesinato;
por otra parte, crecen las disputas internas dentro del Partido Comunista, de
cara a su XVIII Congreso, en el que se elegirá al sucesor de Hu Jintao como
Presidente de China, y que hasta ahora no tiene fijada fecha para su
celebración. Por su parte en Japón, aún afectado por las secuelas que dejó el
terremoto y el tsunami de 2011, y la crisis de la planta nuclear de Fukushima,
su gobierno enfrenta una crisis política que le ha provocado debilidad e
inestabilidad.
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“La decisión de Japón de comprar las islas Diaoyu es un sinsentido. Japón
debe controlar su comportamiento y
detener todas las palabras y actos que minan la soberanía y la integridad
territorial de China”.
Xi Jinping, Vicepresidente de China
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"Comprendo las
profundas heridas que sufrió China durante la Segunda Guerra Mundial, pero, al
mismo tiempo, no podemos vivir en el pasado".
Leon Panetta, Secretario de
Defensa de EEUU
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“Japón adoptará todas las
medidas necesarias para garantizar la seguridad de las Senkaku. Le he ordenado
al Gabinete que haga todo lo posible para proteger a los ciudadanos japoneses
que viven en China”
Yoshihiko Noda, Primer Ministro de Japón
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Una
enemistad histórica
El odio que sienten chinos
y japoneses entre sí se remonta a finales del siglo XIX, y tiene su causa
fundamental en las dos grandes guerras en las que se enfrentaron ambas
potencias asiáticas: la primera guerra chino-japonesa por el control de la
península de Corea, entre los 1894 y 1895, en la que resultaron vencedores los
japoneses, y la segunda guerra chino-japonesa, cuya causa se ubica en el
incidente Mukden de 1931, que propició la invasión japonesa a Manchuria y la
creación del Estado títere del Manchukúo, pero que no estalló sino hasta 1937,
y que se prolongaría hasta 1945, cuando se produce la rendición nipona ante
EEUU tras el fin de la Segunda Guerra Mundial (IIGM). En el caso de las islas
Senkaku/Diaoyu, actualmente bajo administración japonesa, la disputa
territorial por el archipiélago tiene su origen en el año de 1895, cuando Japón
decide anexionar las islas para instalar un planta procesadora de atún, la cual
quebró en 1940, volviendo a quedar deshabitadas las islas. Entre 1945 y 1972 el
archipiélago estuvo bajo administración de los EEUU, primero tras la ocupación
norteamericana de Okinawa durante la IIGM y posteriormente tras la renuncia
japonesa a su soberanía sobre ese territorio como parte de los tratados de paz
que pondrían fin a la guerra. Las islas regresarían al control japonés en 1972,
tras la firma con EEUU del tratado de reversión de Okinawa. Tras la firma del
tratado y la retirada estadounidense de las islas, tanto China como Taiwán
reclaman su soberanía sobre el archipiélago. China alega que descubrió las
islas en el siglo XIV, y reconoce que algunas islas del grupo pertenecen a
Taiwán, a pesar de las amplias diferencias que mantiene con ese país al que
considera una “provincia rebelde”. Por su parte Japón sostiene que las Senkaku/Diaoyu
forman parte de la prefectura de Okinawa y rechazan las reclamaciones chinas,
así como cualquier acuerdo entre Beijing y Taipei sobre ellas.
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