Genera expectativa a nivel
mundial lo que pueda ocurrir en Venezuela el próximo 10 de enero, fecha
prevista en la Constitución para la toma de posesión
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[INCERTIDUMBRE]
Sin duda alguna Venezuela
será el centro de atención mundial esta semana que comienza. Pero más allá del
interés noticioso que esto pueda representar, quien esto escribe asume como
responsabilidad reflexionar junto a quien lee sobre el momento tan complejo que
en estos momentos vive la República.
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El despliegue de
solidaridad de las bases chavismo con un convaleciente Chávez, el cual es
promovido desde el alto gobierno, es el mejor indicio de que se quiere
aprovechar la situación para que la revolución sea capaz de sobrevivir sin la
presencia física de su comandante. Se quiere crear el chavismo sin Chávez.
Desde hace más de 20 días,
precisamente desde el 11 de diciembre, fecha en la que Hugo Chávez fue operado
por cuarta vez en Cuba de un cáncer que padece desde junio de 2011, reina la
incertidumbre en nuestro país. El clima político-institucional se ha enrarecido
al máximo, mientras la sociedad venezolana no dispone de información veraz y
oportuna del verdadero estado de salud de su Presidente, lo que genera inseguridad
acerca de lo que pudiera ocurrir en nuestro país en el futuro inmediato.
La
falta de transparencia en la información alimenta los rumores
En cualquier país del mundo
que se haga llamar democrático, cuando el responsable del Poder Ejecutivo
Nacional se enferma de gravedad, todos los detalles de relevancia acerca de su
salud son revelados mediante un informe médico público, con el fin de
tranquilizar a la ciudadanía y tomar las previsiones políticas
correspondientes, como separarse temporalmente de su cargo y nombrar a un encargado del gobierno en caso
de ser necesario.
El ejemplo más reciente lo vimos en nuestra vecina Colombia,
cuando el Presidente Juan Manuel Santos tuvo que operarse de cáncer de
próstata. Por desgracia, los venezolanos no hemos tenido la misma suerte. Sólo
sabemos, gracias a escuetos comunicados del gobierno que no informan nada, que
el Presidente Chávez tiene cáncer y que fue operado. La ausencia de detalles
ofrecidos por especialistas médicos alimentan los más descabellados rumores,
los cuales sólo contribuyen a enrarecer aún más el ya tenso clima político
venezolano.
No
hay circunstancia sobrevenida
El artículo 231 de la
Constitución Nacional establece que el día 10 de enero de su primer año de
gobierno, el Presidente se juramente ante la Asamblea Nacional (AN) y tome
posesión de su cargo. Sin embargo el oficialismo insiste con vehemencia que esa
fecha no es obligatoria, aduciendo que el mismo artículo le permite al
Presidente juramentarse ante el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) en caso de
presentarse una “circunstancia sobrevenida” que le impida hacerlo ese día ante la
AN.
Según el Diccionario de la Lengua de la Real Academia Española, el verbo
“sobrevenir” significa “suceder de manera imprevista”. En lo que a este
servidor respecta, la enfermedad del Presidente no es algo que sucedió de
manera imprevista, como lo puede ser un accidente de transito que pudiera haber
ocurrido uno o dos días antes del 10 de enero. Se tiene conocimiento de su
padecimiento desde junio de 2011, por lo que si el Presidente Chávez no se
presenta a juramentarse y a tomar posesión de su cargo ese día, tiene que
activarse el mecanismo para cubrir su falta temporal previsto en el artículo
234, mientras que la AN y el TSJ estarían en la obligación de designar una
junta médica que certifique si está o no en la capacidad física de asumir su
cargo. Y en caso de que la respuesta sea negativa, la AN deberá decretar su
falta absoluta y convocar a unas nuevas elecciones en 30 días.
La
designación de Maduro como sucesor y la construcción del chavismo sin Chávez
El 9 de diciembre Hugo
Chávez designó públicamente a Nicolás Maduro como su sucesor. Previamente lo
había nombrado como Vicepresidente sin que abandonara el cargo de Canciller.
Esto tuvo como propósito darle a Maduro tanto la legitimidad suficiente dentro
del chavismo para ser candidato presidencial e impedir una posible división,
así como dotarle de legitimidad política para encabezar actos de gobierno
dentro y fuera del país mientras Chávez se encuentra ausente y no se produce su
falta absoluta del cargo.
Chávez designa a Maduro como sucesor ya que es su
hombre más comprometido y que cumple sus órdenes sin vacilar; representa una
tendencia intermedia entre las corrientes de la derecha endógena encabezada por
Diosdado Cabello y la izquierda exógena de Jorge Rodríguez y Elías Jaua.
Asimismo, Maduro es el preferido, de los países que tienen negocios con
Venezuela, especialmente de Cuba y los Castro, quienes ejercen una influencia
política e intelectual sobre Chávez y el país que raya en el colonialismo.
Aunque se habla de la posibilidad de que se produzca la falta absoluta, como el
chavismo controla los poderes públicos, esta ocurrirá cuando ellos decidan, por
lo que la estrategia oficialista parece ser la de un traspaso del poder
ordenado que buscaría evitar posibles fracturas dentro del oficialismo,
postergando la elección presidencial hasta después de los comicios municipales,
en los que prevén lograr un resultado similar al de las regionales del pasado
16 de diciembre, lo cual desmoralizaría a la oposición y facilitaría la campaña
electoral.
Cinco
sugerencias para la Mesa de la Unidad Democrática
Si no existiera la Mesa de la Unidad Democrática
habría que inventarla. Sin embargo, después de las elecciones presidenciales y
las elecciones regionales, así como ante los hechos que se avecinan sobre la
nación, es preciso implementar una serie de cambios dentro de la MUD a fin de
que esta pueda luchar de manera más efectiva contra el régimen de Hugo Chávez.
En
primer lugar es imprescindible mantener la unidad de las fuerzas opositoras a
toda costa, una oposición unida es más efectiva luchando contra un régimen
autoritario que una fragmentada.
En segundo lugar hay que entender la verdadera
naturaleza del régimen: este no es una dictadura clásica ni un gobierno malo
más; el chavismo tiene claras pretensiones hegemónicas y se vale de los
mecanismos institucionales de la democracia para consolidar sus propósitos e
imponer el socialismo, cuestión en la que jamás cederán.
En tercer lugar, la
unidad tiene que ir más allá de los partidos políticos; no existe democracia
sin partidos políticos, pero una porción muy importante de la población ni
milita ni se identifica con ellos; urge incorporar a personalidades independientes,
ONG y factores sociales para que la MUD incremente su representatividad.
En
cuarto lugar, la estrategia de la MUD tiene que ir más allá de lo electoral; el
gobierno se verá obligado tarde o temprano a aplicar medidas económicas muy
impopulares, hay una enorme conflictividad social que se refleja en el número
de protestas diarias, por lo que las fuerzas agrupadas en torno de la MUD
tienen que capitalizar todo ese descontento en su favor para forzar la división
en las filas del chavismo y acelerar la caída del régimen.
Y en quinto lugar,
pero no menos importante, la MUD tiene que ser más abierta a la crítica y no
actuar tan a la defensiva, asumiendo con la misma propiedad con que asume sus
aciertos (que han sido muchos), la responsabilidades de los errores cometidos
hasta ahora.
Publicado en el Semanario 6to Poder / Año 3 Número 118 / 6 de enero de 2013